Enroscada
Desperté al recordar que era tu brazo el que me envolvía.
Respiraste,
y al respirar, sofocaste con tu aliento mis peores pesadillas.
Tenía el tacto de tu piel un júbilo inesperado,
un dulzor en la boca de lluvia y verano.
Me enroscaba en tu lengua interminable como si nunca hubiera amanecido,
y recorrían mis dedos cada una de tus pecas
con un amor anónimo, ilegítimo...
Besé el sueño que aún se acunaba en tu entrecejo,
la tenue sonrisa que descubrías entre las sábanas,
acogí tu deseo voraz con mis piernas,
lo inflamé de luz,
y era tan inmenso tu impulso,
tan feroz e incendiario,
que solo pude clavarte en mis pupilas mientras tanto,
navegando absorta en cada uno de tus suspiros.
Y tú y yo en la batalla,
y tú, agotando el ritmo de mis caderas con tus manos,
y yo, explotando suicida,
en derrota y retirada.
y al respirar, sofocaste con tu aliento mis peores pesadillas.
Tenía el tacto de tu piel un júbilo inesperado,
un dulzor en la boca de lluvia y verano.
Me enroscaba en tu lengua interminable como si nunca hubiera amanecido,
y recorrían mis dedos cada una de tus pecas
con un amor anónimo, ilegítimo...
Besé el sueño que aún se acunaba en tu entrecejo,
la tenue sonrisa que descubrías entre las sábanas,
acogí tu deseo voraz con mis piernas,
lo inflamé de luz,
y era tan inmenso tu impulso,
tan feroz e incendiario,
que solo pude clavarte en mis pupilas mientras tanto,
navegando absorta en cada uno de tus suspiros.
Y tú y yo en la batalla,
y tú, agotando el ritmo de mis caderas con tus manos,
y yo, explotando suicida,
en derrota y retirada.
Alba Seoane
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