Y tú dormías…
Y tú dormías, y yo callaba la boca
indecente con una fina telaraña de sirena abandonada.
A la deriva de tu sueño, mis besos no
te alcanzan,
se suspenden en el aire, se
vaporizan, trémulos…
Soy de tierra, sí, soy de carne, soy
de vuelo,
soy mujer de mil bocas y de mil
anhelos.
Indecorosa, extiendo las alas,
emprendo el vuelo,
te abro los párpados, te arranco del
suelo.
Todo en ti es silencio.
Me ciego los ojos, me adentro en tu
infierno…
Pero la tormenta me llama y yo ya no
tengo miedo;
voy a recibirla desnuda, los brazos
abiertos,
sombría e indómita, expuesta,
insolente.
Sin secretos.
Como la niña que sueña insomne y
ajena al sueño.
Porque soy mujer, porque soy
misterio, porque ando,
descalza en los pies y desafiante en
los deseos.
Alba Seoane
No hay comentarios:
Publicar un comentario